Participé como estudiante de la Maestría de Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana en el primer otorgamiento de becas de la Fundación Juan Pablo Gutiérrez Cáceres.
En aquel entonces el deseo de estudiar se sometía a una tensión con las posibilidades económicas para cubrir la Maestría, más aún con el nacimiento por la misma época de mi primer hijo Daniel. Fue en ese contexto en que apareció la convocatoria de la Fundación, convocatoria por lo demás conmovedora en sus motivaciones e intencionalidad, tanto así que la responsable de estos procesos en la Universidad nos manifestaba de forma muy emotiva la particularidad de la Fundación y el espíritu que movilizaba de manera tan especial a la Doctora Ángela María Cáceres a promover y otorgar junto a los demás miembros de la Fundación el acceso a esta beca.
Uno de los criterios de la beca es que se otorgue a aquellas personas comprometidas con el país, en armonía con ese perfil, que se constituye no por la formalidad institucional sino por la evocación al espíritu de Juan Pablo, quien asumía esta actitud como opción de vida; evocación que desde los primeros acercamientos a la Fundación se me presentaron como su esencia.
La culminación finalmente de la Maestría con el apoyo de la Fundación me permitió acceder posteriormente a espacios como la coordinación de la incidencia política en el Servicio Jesuita a Refugiados, como coordinador de un equipo en el Centro Nacional de Memoria Histórica y en la actualidad en la docencia, investigación y servicio en la Universidad Javeriana de Cali, particularmente con la Coordinación Académica de La Cátedra Internacional Ignacio Martín Baró. Todos estos espacios fundamentados en un quehacer cuyos horizontes éticos mantienen el compromiso con las realidades del país y la defensa constante de la dignidad humana.
Lo anterior, como he recalcado a los amigos y amigas de la Fundación, esperando proyecte de forma concreta las expectativas de becarios comprometidos con el desarrollo y la paz del país.
Si tuviese que resumir los vínculos con la Fundación tendría que señalar los siguientes puntos: primero, una institución que apoyó mis estudios de Maestría a partir de cubrir parte de los costos bajo criterios específicos de corresponsabilidad relacionados con la excelencia académica y el compromiso social; segundo, un acompañamiento permanente en el proceso de formación hasta la culminación de la Maestría; tercero, una calidez humana de su grupo de trabajo y un compromiso permanente en el desarrollo de las personas que son o fuimos sus becarios.
Para la Fundación y todas las personas que la conforman mis mayores afectos y gratitud.
Freddy Alfonso Guerrero Rodríguez
Becario Fundación JPGC
Pontificia Universidad Javeriana
